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En vuelo directo de  Moscú a Bishkek arribaron los últimos tres participantes del proyecto. Andrei Kroshanov, Irina Anisimova y el Italiano. Ya se conocieron mutuamente durante el vuelo.

Andrei viene con su esposa Olga. Fue ella quién encontró la información sobre el proyecto Doctor Life. Gracias a ella Andrei es ahora uno de los participantes con boleto hacia una nueva vida.

Esbelto y sobrio a primera vista, por la impresión de sus tatuajes, este hombre resultó una persona abierta y sonriente. Claro, se destacan su defecto al caminar y las manos hinchadas con llagas.

“Hace dos días, después de un adosis, las venas en las piernas se hincharon de tal forma que la derecha ha quedado casi inmóvil, aunque había disminuído la dosis a 0.5 gramos” , – dice sin timidez Andrei.

Sobre sus planes del futuro comenta:

“Quiero un hijo, una vida normal y un empleo digno. A los que me acompañaron en Moscú les prometí que volveríamos con un embrión en el vientre. Por analogía con padres, que planeron mi venida al mundo cuando andaban de visita por Kazajastán. ¿Porqué nosotros no podríamos seguir su ejemplo? “Solo que en nuestro caso es Kirguistán” .

No menos abierto y conversador resultó el Italiano. Este rubio alto de ojos azules oculta su identidad no porque teme de algo no quiera que sepan de él, sino simplemente:

“mi madre me ha pedido que no lo haga para que sus conocidas no lo sepan” , – dice el “Italiano”

A diferencia de otros enfermos, él sí tiene amigos. Ellos conocen de su decisión de participar en el proyecto y esperan con ansiedad su regreso a Moscú. La conciencia de que es hora de romper con la droga definitivamente ha llegado luego tres años de abstinencia, cuando no resistió a la tentación, comenzó de nuevo a endrogarse y perdió todo sus recursos acumulados.

Ahora está convencido de que para su cura total, necesita ayuda calificada además de su propia voluntad.

“Estoy dispuesto a seguir todas las indicaciones de los médicos, pues he venido a curarme, no a pasear” , – agrega el Italiano.

Irina Anísimova es la única participante que ha venido sin compañía. Irina no tiene padres y sus familiares están muy ocupados. Ella ha dejado a su pequeña hija de ocho años Yana en casa de algunos familiares. Solo trajo consigo una foto.

“Mi hija sabe adónde he viajado, mejor dicho para qué. Solo me preguntó cuando volvería” , - comenta Irina.

En la noche antes de su vuelo a Bishkek Irina tomó una dosis de heroína. Tiene la esperanza de que esta será la última en suvida,pues ha decidido luchar hasta la victoria final.