La limpieza de una mente turbia

31.10.2012, 11:21

El juego del “teléfono roto” muestra no solo cómo surgen la desinformación y los rumores, sino de qué manera cada persona percibe la información. Los héroes del show telerreal “Doctor Life” podrán con dificultad alcanzar el “Zen” y contemplar cómo el mundo transciende desde un estado a otro; es que ellos aún no han logrado una mejor alternativa a su modo narcotizado de vida.

El psicólogo les propone realizar una simple prueba – contar a su interlocutor la historia oída, tal como la recuerden y la comprendan. La historia en cuestión habla sobre una leyenda con final trágico y de una moraleja muy transparente: no se puede comprar el amor. Otra es que el abuso de poder puede irritar a las deidades.

Aunque por otro lado, la memoria sobre el Kan, decidido a toda costa a llevarse consigo una mujer que amaba a un simple pastor, y que como resultado prefiere quitarse la vida, lanzándose desde una de las torres de su palacio para no ser su esposa a la fuerza, puede parecer un suceso trágico y a la vez una ventura. Así ven al lago Issyk Kul. Así precisamente surgieron sus aguas como resultado de la inundación provocada por la ira de los dioses, como castigo al avaricioso Kan.

La cadena de recuentos, que cambió completamente es escenario inicial del cuento, comienza con Ekaterina; esta oye la historia “virgen”, pero cuando pasa por los labios de Alex, su cuarto interpretador, todo aparece de esta manera: El Kan se robó a la novia y mató a su amante, por lo que los dioses lo llevaron al borde de un barranco, desde el cual este se lanza como enloquecido. “¿y qué tiene que ver el Issykl Kul en esto? Ah, es que ahí es adónde vamos,- repetían los héroes. No obstante, hay que reconocer que este ha sido el episodio más cómico de todo el curso de tratamiento. La propia interpretación del mundo, y lo principal – el diccionario individual, se entrelazaron con la funesta trama de la leyenda. Los participantes obviamente no vendían al mismo precio que habían comprado; alteraron la historia como pudieron – con humor, muecas, entonaciones, argumentos y adornos.

Luego de este relajamiento psicológico aprendieron tres métodos de respiración – profunda, rápida y superficial. Acostados en el suelo y ayudándose con las manos lograron el efecto de entumecimiento y el hormigueo por todo el cuerpo, “como en la posición de loto”, - aseguraba Gleb. Luego el instructor ponía su dedo entre las cejas como apretando el botón de “desconectar”, mientras los participantes levitaban en sus sensaciones. Verdad que la “sensación de vuelo” de Victor Malleker para otros no fue más que un tormento físico. Dolor en el hígado, los pulmones y debilidad general – era común momentos después entre casi todos.

Una continuación del juego al “teléfono roto” fueron las pláticas con la psiquiatra Elmira Satybekova. Los participantes comentaban con agrado sus encuentros con el profesor Nazaraliev. Resulta, que hay dos cosas muy distantes: verles qué tímidos se muestran en su presencia y oír sus argumentos cuando ya él no está entre ellos y todo hubo pasado. Lo que sí mantiene su constancia es la esencia de esas entrevistas de quince minutos – todos han captado la energía del profesor y se han puesto a pensar sobre el sentido de sus vidas.

Y, aunque Andrei Kroshanov sigue preocupado por la parte material de su existencia – “no tendremos nunca más esa cantidad de dinero que ya hemos gastado en drogas”. – dice a todos Victor.

El resultado de las conversaciones con el médico de cabecera ha sido la conclusión oficial de la primera etapa de rehabilitación. Los participantes deberán abandonar la residencia principal de la clínica y dirigirse a las orillas del lago alpino Issyk Kul, cuya leyenda de surgimiento con tanta destreza tergiversaron en el juego anterior. El campamento de yurtas de Ak Tengir, traducido como “Espacio Claro”, dice a los héroes “Bienvenidos” y, a la pregunta de Anatoly “¿seguiremos tomando píldoras?” el instructor responde  - “no”. Si los participantes han de tomar algo más, eso será un placebo. Parece, que ellos llevan una tableta falsa bajo la lengua, demostrando que la rehabilitación ya está creando cimientos en sus mentes.

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