Es tiempo de juntar piedras

31.10.2012, 10:39

La orilla sur del lago Issyk Kul, recibió a los participantes del proyecto telerreal “Doctor Life” con un tiempo cálido y tierno de montaña, con un aire refrescante y tranquilidad hipnotizadora. Solo viendo con sus propios ojos la belleza sorprendente del lugar, donde debían alojarse cerca de una semana, ya se dieron cuenta de por qué este rincón de la naturaleza ha sido elegido para llevar a cabo el programa de “mindcrafting” – un complejo de ejercicios psicotécnicos, respiratorios y meditativos.

A unos 50 metros de la playa se extiende un balneario con una vista sobrecogedora del lago salado. De aquí casi no se distingue su horizonte. El lago se mezcla suavemente con las sierras nevadas que lo rodean. Parece que el tiempo aquí se rige por su propio ritmo, y que nadie es capaz de detenerlo, ni de acelerarlo. Con un mínimo de civilización y un máximo de entorno salvaje, este lugar tiene la misión de animar a sus huéspedes en la manera precisa. 

“un cambio de temperatura colosal y un lago que parece no tener límites. ¡soberbio lugar! No se parece al Mar Negro, ni al de Azov, ni al Baikal, donde ya he estado…”, - comenta uno de los participantes del proyecto, Andrei Kroshanov

Habiéndose alojado en sus nuevas “salas” y después de haber almorzado, los ocho pacientes comenzaron a trabajar. Ellos debieron preparar la superficie del futuro laberinto, que deberán construir en el transcurso de cinco días. Según dice la psicóloga Fatima Raimkulova, el laberinto constituye uno de los más remotos símbolos de la humanidad. En muchas culturas es usado en los rituales de iniciación. Atravesar el laberinto simboliza renovación, transformación y renacimiento.

 “eso lo hicimos para que ellos sintieran su unión al mismo laberinto, para que al final lo puedan atravesar con más éxito. Cuando pasa por él, la persona debe llegar a su centro. El centro es el lugar adonde la persona vuelve a encontrarse consigo mismo. Este es el centro de la individualidad, donde comienza el renacimiento”, dice la psicóloga.

Pero, el comienzo de la mágica y remota construcción debía estar en lo más prosaico – de la limpieza a mano de la superficie de la maleza y piedras. No todos se lanzaron al unísono al proceso, sin contar que a muchos no le fue tampoco de mucho agrado el trabajo físico.

“Era muy duro…mueve para aquí, mueve para allá esas piedras. Yo pienso que no es necesario acumularlas en un lugar si las podemos poner en dónde van de una vez. ¿para que hacer un trabajo doble? –preguntan. ¿Por qué? Solo quiero hacer algo con sentido, no sin pensar. Y no nos dejaban fumar….” – alega Irina Anísimova.

Mientras las chicas intentaban escapar de la faena, los hombres trabajaban sin hacer comentarios. No descansaba tampoco el grupo de filmación, intentando capturar los únicos momentos y fijar los movimientos de los participantes.

En los intervalos entre las tareas, los nuevos constructores realizaron algunos ejercicios junto a la psicóloga, con el objetivo de unir al grupo, de aumentar su confianza y seguridad en sus fuerzas.  

En pocas palabras, el primer día de labor resultó ser muy productivo. La plaza ha sido limpiada y recogida todas las piedras. Debido al ligero cansancio, ésta será una noche de sueño placentero en yurtas.

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