Volando sobre el nido del cuco

31.10.2012, 10:29

Una vez mejorado el estado de ánimo, los héroes afinan sus habilidades de comunicación, realizan juegos de papeles, elijen colores y trazan sus esbozos alternativos del “Origen de las especies”.

La habilidad de ponerse en el lugar de otro, las reacciones psicológicas de simpatía y empatía y su control en los marcos de las normas de comportamiento social, son importantes para la gente acostumbrada a actuar sin esperar alguna simpatía de sus conciudadanos. Este banal ejercicio psicológico – presentarse y responder a preguntas en nombre de otra persona – a revelado que incluso, bajo las condiciones confortables de la clínica, los participantes del proyecto “Doctor Life” en su gran mayoría se comportan como niños de edad escolar. No pudo ni hablar en nombre de una chica Andrei Kroshanov – su auto identificación personal está formada por su experiencia narcótica y carcelaria. Eso lo ha convertido en una personalidad incompleta, que no es capaz de amoldarse a las condiciones preestablecidas del juego, a cambiar con facilidad de un nivel de comunicación a otro. En lugar de eso, él sigue los dogmas rígidos de una clase marginada de la sociedad.

En otra situación – la visita al psicólogo – Andrei dibuja un caballo-elefante, “una especie de centauro”. El animal hace migas con una jirafa y no tiene enemigos. El médico propone una interpretación variada de sus dibujos. En uno de ellos, como lo describe Andrei, vuelven a casa un grupo como de treinta personas después de haber cosechado manzanas. “Tal vez debamos acostumbrarnos a que a veces también existen cosas buenas”, - concluye el psicólogo, después de estudiar el dibujo. Pero una situación estresante no se hizo esperar – al volver a su sala, en respuesta a la noticia sobre los resultados positivos de su examen, Andrei escucha una réplica desagradable: “puede que estés diciendo mentiras, pues ya nos has mentido a mí y a mamá, con la intención de obtener dinero”. Esto nos recuerda, que es muy necesario en la misma manera, asegurar el voto de confianza hacia su persona por parte de sus allegados. No basta solo con incitar la psicología de ciudadanos pacíficos en los que ayer eran drogadictos acérrimos.

El examen de colores de Lusher y los dibujos de animales imaginados ayudan a determinar el estado actual de la psiquis de los pacientes. Gleb dibuja una serpiente voladora, que se alimenta de ratones. Se le puede acariciar, aunque ella teme a las mangostas y el fuego, y es amiga de otras serpientes aladas. Sin dudas, el progreso es visible – a su llegada, Gleb dibuja una flor carnívora que devora a sus seres queridos. Hay tantas acciones conscientes y maniobras del pensamiento en esos dibujos, que es imposible hacer un balance total. Pero eso es lo que ansían conocer sus acompañantes. Victor dibuja esta vez una vaca con rostro humano, mientras que a su llegada había dibujado un perro con alitas. “ella miraba al pasado, - interpreta el galeno, pero esta vaca ahora ha fijado su mirada en el futuro”. “Ha llegado la comprensión de sí mismo y de lo que es capaz de alcanzar”. Esos dibujos son tan inverosímiles como los sueños. Victor ha visto en un sueño como hubo de elegir entre un “bloqueo” en la clínica y un examen de ingreso en el instituto superior. Para él “el bloqueo” es algo imprescindible y urgente. “dentro de diez días elegirás el instituto”, le asegura el psicólogo. “no importa la tontería que digas, todo para él tiene un significado”, - comenta con asombro Victor.

En una de las escenas vemos como el Italiano se decide a devolver una deuda de cien rublos en el bar – incluso ha podido endeudarse en la clínica en solo dos semanas. Luego lo invitan a un encuentro con el doctor Nazaraliev. Su primera suposición es que sería expulsado del proyecto. Pero en realidad, el profesor ha desenredado una de las mentes más controvertidas y psicológicamente complejas entre los participantes. “Tuve la impresión de haber visitado a un amigo, - comparte sus emociones el Italiano. – él me estaba escudriñando, si mentía yo o si decía la verdad. No me hipnotizaba, solo observaba”. En la entrevista, el Italiano confiesa que ha pasado tratamientos más de cincuenta veces, la mayor parte de los cuales se restringía solo a unas inyecciones de tramal. Revela su historia triste sobre sus relaciones con la chica que amaba: habiendo quedado embarazada, él la obliga a abortar, alegando que no estaba seguro de que el embrión estuviera sano, mientras él no terminara de limpiar su organismo de los efectos de la droga. “Yo nunca lo hubiera abandonado, como de igual manera no me ha abandonado mi familia, - habla él sobre la posible aparición de un bebé enfermo, - pero ella después del aborto ha quedado estéril, y para colmo, ahora yo tengo SIDA”.

No obstante se hace difícil compadecerse de su persona. El profesor le recomienda concentrarse y no dejarse llevar por un estado de elevada excitación, pensando que “si nos curamos, siguiendo nuestro ejemplo otros se curarán”. Sin dudas, todos los participantes quisieran repetir las palabras de MacMurphy, el héroe de la novela de Ken Keasy “Un vuelo sobre el nido del Cuco”: “Por lo menos hice el intento”, pero para ello primero hay que trabajar muy en serio consigo mismos. Los participantes del proyecto tienen ante sí un horizonte abierto de oportunidades. Aún el velo de la adicción tiene turbadas sus mentes, pero si en la fase activa del tratamiento ellos aún ven en sueños el “bloqueo” de la adicción, eso es una buena señal.

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