La sociedad de adictos a las drogas
Antes de la terapia de grupo con el psicólogo (al que los pacientes más de una vez han de acussar de incompetencia e inexperiencia) los héroes de “Doctor Life” tuvieron que resolver una díficil “tarea de casa”. Ellos tenían que recordar a sus amigos y adversarios de su vida anterior. Amistades verdaderas pudieron recordar muy pocas, no así ocurrió con la memoria amplia sobre su ambiente hostil, expresada de muy brillante manera.
Con la ayuda de la psiquiatra-narcóloga Elmira Satybekova el Italiano reconoce de repente, que a su alrededor nada a cambiado, salvo que ahora se encuentra en una clínica, pues su círculo de relaciones sigue siendo el de los drogadictos. Para ser una persona con una decena de caras fácilmente intercambiables, como él mismo ha confesado, no parece sentirse muy cómodo ante este hecho tan desalentador..
No en balde los psicólogos siempre escuchan con mucha atención – cualquier confesión siempre tiene carácter autobiográfico y lleva en sí la personalidad del interlocutor. Libre y suelto, Gleb habla sin tapujos enuncia sobre la enemistad con los que se atravesaron en su camino de tentación drogadicta. Victor, en cambio, prefiere otro estilo – directa y brutalmente habla sobre su único enemigo, expresándose inadvertidamente para sí en un lenguaje casi alegórico. En ocasión de su marcha le dice al que fuera el enemigo de su vida cuando éste hace un gesto en señal de reconciliación “No me tiendas la mano, acá los trenes andan muy deprisa... te pueden arrastar”.
Anatoly parece que comprende mejor que otros sobre qué trata el asunto – a su tiempo, él no pudo proteger a Ekaterina de su propia influencia y adivina que “tren”, en las palabras de Victor es más que una máquina un reflejo de sí mismo, incontenible y dependiente. La psicóloga lo ha comparado con el mefisto tentador, pero la frase se puede entender además como una advertencia, de que las relaciones con un drogadicto, deben ser a través de una máscara de protección. Así es el drogadicto que camina por el borde del precipicio. Puede arrastar a otros al abismo del vicio. Como costumbre social ellos deben ponerse sus disfraces y sentirse cómodos en un grupo hermanado por una tragedia común. Los drogadictos se reúnen gracias a sus atributos de quebranto y degeneración. La sociedad, por otro lado, como vemos según el cuento del Italiano, al observar esa infección y deformación de la personalidad, enajena al individuo, contribuyendo con el crimen más horrible hacia el animal social que es el hombre, con la privación de sus derechos de comunicación.
El proyecto “Doctor Life” ilustra evidentemente no una paradoja, sino una regularidad – con el cambio de los parámetros del ambiente externo el drogadicto cambia su personalidad. Aunque se podría atribuir este cambio al mimetismo del camaleón, pues la tolerancia y la fe inspirada por el personal médico en la rehabilitación, crean la ilusión de que dejar el pasado drogadictico atrás será cosa fácil y que, los drogadictos ya están de vuelta en la sociedad normal. En cambio, los médicos le recuerdan a los pacientes, que ellos aún se encuentran en un círculo de drogadictos y que en la raíz, aún nada ha cambiado. “¡Piensa, si te queda con qué pensar!” – suena la provocación del psiquiatra-narcólogo, para incitar la lucha interna del Italiano.
Pero es a Alex, el joven de 25 años a quién toca una suerte peor en el sexto capítulo. Este tiene un encuentro con el propio profesor Nazaraliev, quien trata de zarandear los mecanismos de defensa de la psiquis del paciente, de desatar al antiguo campeón de boxeo, de llevarlo a sus victorias juveniles y sacar afuera sus reservas de voluntad. Hablando en un lenguaje accesible, el profesor le muestra una lección de educación de la fuerza de voluntad, cuyo deficit se acentúa en las etapas medias del tratamiento en todos los pacientes.
El más holgado de todos, Gleb, cuando habla con su padre oye la noticia de la resonancia de Doctor Life en el público y, que cada participante es un ejemplo de la lucha contra la adicción. En ese caso, Gleb está de acuerdo esta vez en que aparezcan citas sobre su persona en las páginas de Facebook, cosa que lo llevo a una ruptura con su padre en el episodio anterior.
De todo esto hacemos la conclusión de que si hasta este momento los héroes muestran flaqueza, indecisión, estupidez o arrogancia es solo porque en su subconsciente aún viven en una sociedad de drogadictos y se oponen a sociedad en general. Ante el profesor Nazaraliev existe una tarea muy crucial: mediante la excitación de los reflejos normales para una persona sana, provocar en los pacientes la percepción correcta del mundo circundante, destruyendo el egoísmo patogénico en cada uno de ellos. En realidad, él es el amigo más cercano conque ahora pueden contar, aunque todavía no lo sospechen.