En el pueblo Shapovo, que a 40 km de Moscú, vive Irina con su hija de 8 años. Dice que se parece a ella por su carácter tímido. en lo demás, es una copia fiel de su padre. Tener una prueba de lo pultimo es un poco difícil, pues su marido estpa en la cárcel en estos momentos. Verá la libertad solo dentro de 7 años y medio. Si contar con una "máquina del tiempo" Irina sin pensarlo volvería al pasado. Hace 9 años en su vida no existían los narcóticos. A los 18 años se hizo dependiente de los opiáceos, luego de haberlos probado por vez primera. Un curso de tratamiento la alejó de la droga solo por tres meses. Cierto es, que de sus familiares nadie puede venir acompañandole. Irina espera, que aunque sea algún amigo esté de acuerdo en seguirle un mes durante su tratamiento en la clínica del profesor Nazaraliev y le ayude a vencer la enfermedad, pues ahora sueña también con un bebé varón.
